Escribió José Manuel Trelles-Villademoros, hidalgo asturiano nacido en Talarén en 1685, a la sazón, historiador y genealogista, que la nobleza de España tiene su origen, como fuente y solar de donde dimanó, en el Principado de Asturias. Una provincia de la que en aquel siglo XVIII constaba de cincuenta y tres Concejos o Jurisdicciones que correspondían a la Real Corona, o también reconocido como Mayorazgo del Príncipe, tenía a la par diferentes Cotos o Jurisdicciones particulares, lugares de vasallaje, y más. No es necesario decir que Asturias, además de ser la piedra angular de la reconquista que culminaría con la formación del Reino de España, guarda para sí la esencia de haber disfrutado del primer monarca que fue fundador a su vez del Reino de Asturias.

 

Este antiquísimo origen que se extiende hasta el año 722 en el actual lugar de Covadonga, es el mismo en que quisieron apoyarse las grandes casas nobiliarias españolas, pretendiendo para sí unos antecedentes astures que viniesen a lustrar más sus buenas cunas. El origen legendario sería un buen motivo con el que podrían situar a uno de su apellido batiéndose junto al Rey Pelayo.

 

Es por lo tanto Asturias, la cuna, solar, principio y origen de la nación española, la primera entidad política cristiana que se estableció en la Península Ibérica y será por lo mismo, el precedente de la Corona de Castilla y del Reino de Portugal.

Estos motivos por sí solos explican perfectamente que los descendientes de aquellos viejos hidalgos se vean impulsados a juntarse y formar en torno a una idea común, el Real Cuerpo de la Nobleza del Principado de Asturias. Es una institución nobiliaria que podríamos señalar de antiquísima por las linajudas familias que lo forman, aunque joven en su creación como entidad.